Así es el fútbol
Ese día, a eso de las 8pm, fui a la cancha para honrar la tradición de todos los miércoles: el fútbol con los panas. Sin embargo, parece que no todos tienen el mismo nivel de compromiso; de los tres equipos que siempre van, solo se presentaron dos.
Como éramos solo dos equipos, hicimos lo lógico: apostar la cancha. Mi equipo me decía que no, que íbamos a perder, pero yo les insistí que íbamos a ganar, y si no, yo pagaba todo el alquiler. Nos paramos como siempre: el Gordo en el arco, el Chino y Carlitos defendiendo, el Negro comandando el medio campo, y obvio, yo de punta.
Esta alineación no sirvió de nada; a los 20 minutos ya íbamos perdiendo por goleada. Parece que el hijo del “Poeta” juega para las menores de Barcelona, de centrocampista defensivo… ¿Yo cómo iba a saber pues? Si ellos siempre han sido emeleccistas. Cualquier jugada de peligro que intentábamos, él se encargaba de que termine en nada.
Desesperados, intentamos las tácticas popularizadas por Pepe y Sergio Ramos: jugar sucio. Entramos fuerte, lo que nos ayudó a llegar al área chica, solo para que el Negro patee al arco… y de en el palo.
El balón salió disparado, y fui corriendo a ver si podía continuar la jugada. El hijo del “Poeta” se encargó de que no; intenté pelear el balón dividido, pero terminé en el piso. Mi instinto de pelotero me dijo que me levante y siga peleándola, pero no pude, literal. Traté de levantarme, pero mi pierna no me dejó. Y ahí fue cuando empezó el dolor.
No recuerdo mucho lo que pasó, solo que me pasé gritando mientras el Gordo y el Chino me intentaban parar. Por suerte, Carlitos se puso las pilas y llamó a una ambulancia usando Solución 24/7 by GEA. Se demoró poco en llegar, y en casi nada ya estaba en la sala de emergencias.
Apenas llegué, me pusieron en sillas de ruedas y me llevaron a hacer la radiografía necesaria. Al poco tiempo, ya postrado en una camilla, el doctor me dijo que fue lo que pasó: mi pierna derecha se había fracturado. Iban a tener que enyesarme, y lo peor de todo, tendría que alejarme de las canchas por un buen tiempo. Cuando yo pensaba que todo eran malas noticias, me dieron la factura de los servicios de emergencia, y en ese momento, me di cuenta que mis soluciones de Solución 24/7 by GEA cubrió absolutamente todo desde la emergencia hasta la radiografía.
La verdad es que la idea de alejarme de las canchas me bajoneó, pero mis panas, siendo tan buenos amigos, me acompañaron toditos al hospital para intentar anirmame – hasta el hijo del “Poeta.” El pelado no sabía qué hacerse – se moría de la vergüenza. Me dijo que en las inferiores y en los torneos, siempre juega con gente de su edad, que corren más, que son más fuertes, que tienen más aguante… Yo con la pierna rota, ¡y encima viene a decirme que estoy viejo!
Obviamente, lo disculpé. Es joven todavía, y además la culpa es toda mía por picarme y olvidarme del fair play. Riéndome, le dije que tranquilo, no pasaba nada. Después de todo, así es el fútbol. Pero que cuando me recupere, ahí sí tenga cuidado, porque el partido de vuelta no le iba perdonar nada.