En el mar… no todo es tan sabroso

En el mar… no todo es tan sabroso

Mar GEA

Es temporada y si eres Guayaquileño como yo, entenderás de lo que hablo con el calor y humedad de la ciudad, y lo BIEN que suena un día entero de relajación, amigos, sol, arena y mar. O bueno al menos ese era el plan.

Fuimos con unos amigos a Salinas y después de un partidazo de fútbol nos metimos al mar. Estaba relajado, hasta que simplemente pasó.

Hasta ahora mis amigos se burlan de la cara de pánico que puse. Lo sentí en todo el brazo izquierdo; un dolor punzante, caliente, desde el antebrazo hasta el hombro. Yo ya me estaba imaginando cómo sería mi vida después de la amputación… ¡Nunca pensé que una picadura de aguamala podría doler tanto! La última y única vez que me pasó esto había sido hace mucho tiempo.

Salí nadando con un solo brazo, porque el izquierdo estaba acalambrado. Llegué a la orilla solo para girar mi cabeza y darme cuenta que este animal seguía prendido de mí. La gente se amontonó.

Unos chicos de la playa quitaron al aguamala. Una señora me lanzó agua helada porque había leído que era bueno, otra me trajo hielo para “calmar la hinchazón”, una chica después dijo que el hielo no era bueno y en vez de esto me puso arena para la picazón.

Mis amigos entre burlas también trataban de ayudarme. Para mi mala suerte, Pablo, mi amigo médico no pudo ir ese día; y para mi PEOR suerte, Carlos, recordó un capítulo de una serie donde recomendaban un remedio un poco inusual, y como ya se imaginarán era orine.

Gracias a Dios recordé que podía usar mi solución médica by GEA y llamé a pedir ayuda. La señorita que me contestó me coordinó de inmediato una orientación médica telefónica con un doctor que me explicó por qué no debí haber hecho ninguna de estas cosas, empezando por rascarme en la picadura del aguamala. El doctor me recomendó que aplicara abundante agua salada para eliminar el veneno del aguamala y así poder aliviar el dolor. Al parecer el agua helada, el hielo, la arena, y otras cosas que prefiero no mencionar no hacen más que daño a la picadura de aguamala.

«¡Nunca pensé que una picadura de aguamala podría doler tanto! La última y única vez que me pasó esto había sido hace mucho tiempo.»

Después del mal rato y ya con menos dolor decidí tratar de disfrutar lo que me quedaba del día, a las finales ya había pasado un mal rato y sabía que mis amigos me iban a molestar durante mucho tiempo, por lo que aproveché y me pedí un delicioso bollo, de esos que sólo encuentras en la playa. El señor que los vendía, muy buena gente, me dio una “yapa” ya que al parecer vio el caso de mi picadura con el agua mala. Todo para mejorarme el ánimo. Lo disfruté, pero no por mucho tiempo. Luego de 30 minutos de haber disfrutado la comida y la “yapa” empece a sufrir un terrible dolor de estómago, no podía creer mi suerte, pero ahí estaba retorciéndome del dolor en media playa. Como no quería ser la burla de mis amigos nuevamente, fui a caminar con mi celular con la idea de volver a llamar para conseguir las soluciones que ofrece Solución 24/7 by GEA. Nuevamente me ayudó un especialista que me comentó que los síntomas podrían indicar una infección estomacal, me realizó unas recomendaciones y de inmediato me agendó una cita para el día siguiente.

Sus recomendaciones me funcionaron y al día siguiente ya estaba donde el doctor que confirmó una leve infección y me recetó para poder estar nuevamente sano. La verdad que mi plan de relajación no funcionó muy bien, pero no puedo estar más feliz de contar con mi Solución 24/7 by GEA, que aunque no la había usado antes, esta vez me salvó en todo el sentido de la palabra.