¿Ser desordenado te hace más productivo?
Desde que somos jóvenes, el orden ha sido algo fundamental en nuestra educación. Tiende la cama, ordena tu cuarto, recoge la ropa, limpia los platos, organiza tu tiempo. Son instrucciones relativamente simples, pero si estás leyendo esto, puede ser posible que toda tu vida tuviste problemas con el orden.
¡Y es que es algo tan común! Todos conocemos a más de una persona relativamente desordenada en nuestro círculo de amigos. Las buenas noticias son que ser desordenado no solo puede ser un indicador de tu nivel de inteligencia, sino que también puede significar que eres una persona con una increíble capacidad productiva.
Así lo confirma un estudio de la Universidad de Minessotta, la cuál asegura que, si bien las personas ordenadas suelen ser generosas y cooperativas, las personas con puestos de trabajo desordenados suelen tener una latente inclinación hacia el desarrollo creativo e intelectual. El estudio expande, diciendo que si bien las personas ordenadas tienen tendencia a seguir las reglas al pie de la letra, los desordenados suelen ser quienes rompen lo tradicional y cuestionan sus contextos, aportando con soluciones más simples a problemáticas grandes. Además, a través de un estudio comparativo, se resaltó que los ambientes desordenados son más apropiados para generar nuevas ideas, tras hacer un estudio comparativo.
Bien, los desordenados entonces tienen otra forma de ver el mundo y pueden llegar a ser una máquina de ideas y observaciones, ¿pero qué tiene que ver el desorden con la productividad? Simple: Es que las personas, al tener problemas estructurándose en el orden, suelen dejar las cosas para el último minuto, y ahí es donde brilla su productividad.
Eric Abrahamson, escritor del best-seller «A Perfect Mess: The Hidden Benefits of Disorder» (Los beneficios ocultos del desorden), comprobó que las personas desordenadas en realidad solo están priorizando su productividad, y esto se debe a una lógica muy simple: Las personas así no quieren ordenar las cosas, porque se van a volver a desordenar. En cambio, prefieren invertir ese tiempo y energía en cosas que ellos consideren más productivas, o con «mayor propósito». Las personas desordenadas, además, son menos propensas a distraerse, lo cuál afecta en su productividad. Al estar acostumbrados a trabajar en el desorden, el entorno no necesita ser del todo estable para que ellos puedan concentrarse, a diferencia de las personas ordenadas, que podrían frustrarse en contextos poco convenientes de trabajo.
En fin, si eres una persona con problemas de orden y estructuración, ¡no hay nada de qué preocuparse! Tú sabes lo que debes priorizar, y muy probablemente tienes una perspectiva más amplia que tus compañeros más ordenados. Eso sí, nunca está mal traer un poco de orden para no volver loco a tus compañeros, ¿verdad?
Fuentes: Wapa, Universidad de Minessotta, Eric Abrahamson