La semana más vergonzosa de mi vida…

La semana más vergonzosa de mi vida…

vergüenza por ceguera

¡Esta semana ha sido la más vergonzosa de toda mi vida! Todo empezó el lunes, el día de mi primera clase como profesor universitario. Desde que empecé mi carrera profesional, dar clases siempre había sido una de mis metas. De verdad me sentía muy orgulloso de estar ahí en el salón de clases, impartiendo conocimiento, forjando a una nueva generación de profesionales… Hasta que me di cuenta que estaba en salón equivocado.

Ya sea por distraído o por nervioso, terminé en un aula que estaba en un piso más arriba de la clase que me correspondía. Al parecer, todos los alumnos sabían que yo no era su profesor, pero querían ver cuánto me demoraba en darme cuenta… ¡Que vergüenza! Y ese fue solo el principio de la semana.

El miércoles salí de la casa después de una discusión una poco fuerte con mi esposa. Llegué a la oficina, y empecé a redactar mis disculpas por WhatsApp junto a una invitación a comer con una copa de vino, para después pasar a algo un poco más picante. Envié el mensaje, e imagínense mi sorpresa cuando veo que  en vez de responderme Mi Amor, me responde Mia Morla, una de nuestros clientes más importantes. Tuve que pedirle mil y una disculpas y explicarle la confusión. ¿En serio andaba tan mal mi vista?

Lamentablemente, parece que sí. Ayer, fui a cenar con mi esposa, como habíamos quedado. Todo estuvo perfecto, desde el merlot hasta los aperitivos. Mientras esperábamos la cuenta, tuve que ir al baño. Me pareció extraño que no haya urinales, pero no lo pensé mucho hasta que abrí la puerta de uno de los cubículos y escuché de inmediato gritos. Había entrado al baño equivocado… ¡Que vergüenza! Pedí disculpas, como me ha tocado hacer toda la semana, me fui al baño indicado.

Regresando a la casa, le conté a mi esposa lo que me ha pasado toda la semana. Se rio de mí, obviamente, y me dijo que mañana mismo me lleva al oftalmólogo.  Por suerte, Solución 24/7 by GEA cubre ese servicio – la consulta me salió gratis. Después de unas pequeñas pruebas, el doctor confirmó lo que ustedes probablemente ya saben: debo empezar a usar lentes URGENTEMENTE. Le agradecí, feliz de que esta semana ya se acababa, y que gracias a todas estas soluciones, iba a dejar de pasar vergüenzas.